04 octubre 2005

Un poco de autocrítica.

A la hora de valorar, analizar acontecimientos y reaccionar, siempre que haya posibilidad, lo mejor es dejar pasar un tiempo para no hacerlo "en caliente".
Yo rara vez soy capaz.

Soy una persona de sangre muy caliente. No me gusta perder ni a las canicas, y lo doy todo tanto jugando al parchís o haciendo deporte, como tocando la guitarra (por ejemplo). Aunque creo que voy haciendo progresos a la hora de controlar mi genio y de tener más paciencia.
Es raro lo de la paciencia, porque puedo salir con algún "pronto" fuera de tono sin pensarlo y también soy capaz de estar 2 o 3 horas en la sierra con unos prismáticos todo quieto esperando ver algún animal raro, e ir atardecer tras atardecer pese a que el anterior no viera nada...

Alguna vez he escrito un mail "en caliente" y he dejado pasar un dia antes de enviarlo, aunque el par de veces que lo he conseguido hacer, lo he enviado tal cual lo escribí.
Pero ha habido muchas veces que he hecho cosas de las cuales después me he arrepentido, normalmente pidiendo perdón. Ya sé que darse cuenta y arrepentirse está bien, pero no es suficiente. Al menos para mí. ¿Por qué? Por esto:

Esta es la historia de un muchacho que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, clavara un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos. Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Su padre le llevó hasta la puerta. Le dijo: - Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos agujeros en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero dependiendo de cómo se lo digas le hará daño, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

gracias por lo de chica guapa.....

6:14 p. m.  

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