De la vida y las tardes calurosas

Este post no es mío. Es un e-mail poético que me ha gustado mucho y con el que me he sentido muy identificado. Lo he leído unas 10 veces, y me encanta. Cada vez que lo leo noto ciertas agujetas en el cuello.
El autor es un tipo excepcional en todos los sentidos. Compañero de vida, de conversaciones en las profundidades, de cortos desde el chiringuito, de fiestas, y sobre todo, de mi deporte favorito:
La contumacia extrema.

Gracias Wonchu.

"Echan más leña al sol para que ruede la manivela que potencia el sexo o la cabeza que lo crea,
la cuestión es que que no hay mujer en esta tarde infernal que no me cree tortura y necesidad,
necesidad de girar la cabeza, de volver la vista atrás,
de atrapar sus pechos con la imaginación potencialmente autodestructiva que el hombre sostiene entre las piernas y el corazón.

No penseis de mí que estoy enfermo...
¡o que narices!...¡pensadlo si quereis!...
que yo sólo vi mujeres que abrieron el apetito voraz de mi sexo y el arrebato poético de mis palabras.

Pero echan también las horas y los tiempos sus extremidades a la hoguera de la vida,
los cambios, las fases, los amores, las amistades...
todo tan temporal, tan frágil, tan necesario...y tan cierto,
tan cierto que es la ruina de uno mismo cuando ve la certeza y no la mentira,
tan cierto que he visto correr la espuma de la desesperación por los recovecos de las noches y las sutilezas mal hiladas,
que he visto arrojar los labios de una vida por los sanitarios de la indiferencia,
que he visto la vena del enfurecido y la calma del que ya vivió demasiado,
las negras que todos los días varias veces me enseñan su cuerpo atlético con tetas y buenas piernas...
y que son cebo de los malolientes y solitarios camioneros...

Y son las tardes calurosas queridos prims,
cuando ya los ojos caen y el cuerpo muere,
cuando por una extraña razon...hay una carta,
por absurda que sea,
para mandaros a vuestros buzones de la cibernia
y de la locura".

Wonchu